Y quien es él????

enero 14, 2007 a las 7:14 pm | Publicado en Articulos periodísticos | Deja un comentario

Agragando a la nota anterior se me olvidaba mencionar, para quienes no se hayan dado cuenta que el eneno ese, quiere ganar «rating» mintiendo igual que en las elecciones. Por favor que no se te olvide por quien votaste el 2 de julio!!!.

Perdiendo el pueblo de México a sus hermanos latinos por culpa de las idioteces de Fox y por lo fraudulento del pasado proceso electoral en México. Leemos entonces que aunque no es oficial la postura para la mayoría de nuestros hermanos latinos México no tiene Democracia ni de a «mentis»….

El hermano menor
Daniel Lizárraga

Con la intención de retomar el liderazgo regional que México perdió durante el foxismo, Felipe Calderón asistió a la toma de posesión de Daniel Ortega. Ahí, proclamó que “independientemente de que geográficamente pertenezcamos a la región de Norteamérica, nuestra esencia… pasado y nuestro futuro, sabemos que está en América Latina”. Pero su ilusión se hizo trizas: fue presentado en el lugar 15 de los 19 invitados especiales a la ceremonia y no logró atraer la atención de los mandatarios presentes ni la prensa. Vaya, hasta las edecanes olvidaron darle una presea.

MANAGUA.- Felipe Calderón ingresó a La Plaza de los No Alineados con los ojos entrecerrados y la barbilla ligeramente levantada. Ataviado con una guayabera blanca, iba acompañado de su esposa Margarita Zavala a la toma de posesión del nuevo mandatario de Nicaragua, Daniel Ortega. De pronto se puso serio, al descubrir que a él y a su esposa les habían asignado las sillas 17 y 18, lejos de los sitios de honor que ocuparon el venezolano Hugo Chávez y el boliviano Evo Morales.

Al igual que los demás mandatarios, Calderón tuvo que aguardar durante dos horas la llegada de Chávez para que se iniciara la ceremonia; luego fue presentado en el lugar 15 de los 19 invitados especiales y tuvo que soportar otro desaguisado de las edecanes, quienes se olvidaron de él cuando entregaron la Medalla de la Unidad Latinoamericana; Nicaragua Libre.

El presidente de México –país al que históricamente la clase política latinoamericana consideraba el “hermano mayor” de Centroamérica y El Caribe– tuvo que conformarse ahora con presenciar la investidura de Ortega desde esa posición, flanqueado de los mandatarios de la República Árabe Saharaui, Mohamed Abdelaziz, y de la República Dominicana, Leonel Fernández, justo en el extremo opuesto donde su homólogo nicaragüense pronunció su discurso ante 5 mil personas que lo ovacionaban, según informó el jueves 11 la prensa local.

Aislado

El secretario general del Partido de la Revolución Democrática (PRD), Guadalupe Acosta Naranjo, quien estuvo de gira por Managua, asegura que Felipe Calderón quedó aislado políticamente en su primera visita al extranjero por tres razones:

“La gente no lo conocía físicamente, pagó el desastre hecho en Latinoamérica por su antecesor Vicente Fox y, además, quienes ahora tomaron el poder en Nicaragua (el Frente Sandinista de Liberación Nacional) vieron en México una elección dudosa y con muchas irregularidades, lo que les generó suspicacias sobre la legitimidad en que se desarrollaron.”

Y no es que Acosta Naranjo se haya convertido en especialista en temas de política internacional, sino que junto con los senadores perredistas Arturo Núñez, Yeidckol Polevnsky y otros legisladores conformaron la comitiva perredista, invitada por el comandante Daniel Ortega, así como por los líderes del Frente Sandinista de Liberación Nacional a la ceremonia en la que Enrique Bolaños entregó la banda presidencial a Daniel Ortega.

En vísperas de emprender su primera gira internacional de trabajo, durante la XVIII Reunión de Embajadores y Cónsules en México, Felipe Calderón derrochó optimismo. En su discurso, advirtió que no aceptaría humillaciones para el país, y aclaró que tampoco guardará rencores ni agravios con nadie, en velada alusión a los conflictos que tuvo su antecesor Vicente Fox con los presidentes Hugo Chávez y el cubano Fidel Castro.

Así, Calderón viajó a Nicaragua con la firme intención de retomar paulatinamente el liderazgo perdido durante los últimos años del foxismo. Pero su estrategia se vino abajo conforme se agotó la agenda oficial del miércoles 10.

Chamorrista

Luego de que el avión TP-01 de la Fuerza Aérea Mexicana aterrizara en el Aeropuerto Internacional de Managua, a las 9:20 horas, Felipe Calderón se reunió en privado con Daniel Ortega en las oficinas del Frente Sandinista. El encuentro duró 30 minutos y se realizó a petición de México. De hecho fue el único acto de la agenda del miércoles 10 en el que el mandatario mexicano concentró la atención.

Al término del encuentro, Calderón pronunció un breve discurso en el que expresó su admiración por Pedro Joaquín Chamorro, uno de los periodistas emblemáticos de Centroamérica, asesinado el 10 de enero de 1988 por órdenes del régimen de Anastasio Somoza.

“Soy un hombre que cree firmemente en la libertad, en la libertad de las ideas, en la libertad de expresión. Sé lo que significó la vida y la muerte de Chamorro para Nicaragua y para América Latina entera”, dijo.

El mensaje de Felipe Calderón fue desafortunado, pues en 1989 Ortega perdió la presidencia ante Violeta Barrios viuda de Chamorro, lo que mantuvo a los sandinistas lejos del poder durante 18 años.

“Independientemente de que geográficamente además pertenezcamos a la región de Norteamérica –dijo Calderón–, nuestra esencia y sustancia, historia, pasado y nuestro futuro, sabemos que está en América Latina.”

Las radiodifusoras locales no transmitieron el discurso del mandatario mexicano; los locutores estaban más atentos al arribo del presidente venezolano, Hugo Chávez, quien por la tarde sería el invitado de honor de Daniel Ortega durante la ceremonia de transmisión de mando. Chávez tomó protesta como presidente de su país por tercera vez el mismo miércoles, horas antes de viajar a Managua.

El miércoles 10, en las calles de Managua la gente estaba de fiesta. Los barrios de esta ciudad lucían las banderas rojinegras del Frente Sandinista, que colgaban de las puertas y ventanas de las casas.

Alrededor de las 15:30 horas, los 19 mandatarios invitados, reunidos en el centro de convenciones Olof Palme en espera de que se iniciara la ceremonia del cambio de poder, se enteraron que ésta comenzaría hasta que Chávez arribara a Managua.

Dos horas más tarde apareció el venezolano. Vestía una camisa roja y un pantalón negro, los colores del sandinismo. Al ingresar a la Plaza de los No Alineados la gente comenzó a corear su nombre y le gritaron consignas, mientras que los demás invitados sólo recibieron algunos aplausos.

Chávez parecía una estrella de beisbol. Levantaba los brazos y los abría por encima de su cabeza y volteaba constantemente para saludar a los asistentes; en contraste, los otros 18 mandatarios se dirigían a los lugares que les habían asignado los anfitriones.

En cuanto Ortega estuvo cerca de su homólogo venezolano, lo abrazó efusivamente. Lo mismo hizo el boliviano Evo Morales. La gente no dejaba de aplaudir. Y Chávez sólo saludó de lejos al resto de los presidentes.

Daniel Ortega y sus seguidores quisieron que la ceremonia de transmisión de mando fuera en el centro de convenciones que lleva el nombre del premier sueco Olof Palme, un defensor de la Revolución Sandinista. Además, el nuevo gobierno ordenó que se encendiera una enorme silueta del prócer Augusto César Sandino en la parte más alta del Banco Central, un edificio de 18 pisos. Durante la ceremonia en la que Enrique Bolaños entregaba la banda presidencial a Ortega se escucharon los 21 cañonazos de salva.

Al final de la ceremonia, Ortega dio un mensaje de agradecimiento e invitó a los asistentes a un acto popular en la Plaza de la Fe Juan Pablo II: “En este momento –dijo– algunos de los (mandatarios de los) países que nos acompañaron tienen que retornar de inmediato, pero otros nos van a acompañar. Ahí vamos a estar con nuestro hermano Hugo Chávez, que a propósito hizo un esfuerzo extraordinario, porque tomó posesión el día de hoy; somos gemelos, estamos naciendo el 10 de enero, estamos renaciendo. Y esperamos que nos acompañen otros hermanos que tengan tiempo, como Evo”.

Hugo Chávez salió del centro de convenciones por el lado derecho; Felipe Calderón lo hizo por el izquierdo. El venezolano se dirigió al acto multitudinario, mientras que el mexicano se dirigió al aeropuerto.

A bordo de la aeronave que trajo de regreso a la comitiva presidencial, el jefe de comunicación de la Presidencia, Max Cortázar, informó que Chávez y Calderón sí se habían saludado en el salón Olof Palme, antes de iniciar la ceremonia. Y dijo que incluso hubo una fotografía, que el jueves 11 difundieron los diarios nacionales en sus primeras planas.

Según el vocero de Los Pinos, Chávez felicitó a Calderón con motivo de Año Nuevo, así como por su triunfo en las elecciones, lo que hasta ahora el presidente de Venezuela no ha hecho por vía diplomática.

El jueves 11, La Prensa, uno de los diarios más leídos de Nicaragua, tituló a ocho columnas: Giro al populismo.

Mientras Felipe Calderón ofreció al presidente Ortega analizar la forma de invertir en infraestructura hidroeléctrica en el encuentro privado que sostuvieron, Chávez ofreció a su homólogo nicaragüense la construcción de una refinería con capacidad para producir 150 mil barriles de crudo diarios y, además, un suministro extra de 10 mil barriles de petróleo cada año.

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